sábado, 2 de mayo de 2009

El Gong de Angel.

Cierto día de fería, habíamos acudido a ver el concierto de Mago de Oz. Como fuera, la cosa se complicó y nos vimos a las diez de la mañana, en pleno día de feria, con todo el mundo durmiendo, en una muy céntrica calle de nuestra localidad.

No sé como surgió todo, pero Ángel, me dijo "tio, tengo una sorpresa en el coche", abriendo, acto seguido, el maletero de su coche.

Fué en ese momento, cuando sacó un gong de considerables dimensiones, y ni corto ni perezoso, se lió a darle mamporros, generando un gran escándalo, dado que todo estaba en silencio.

Le repliqué para que guardara el gong antes de que alguien nos tirara un cubo de agua por la ventana, a lo que accedió.

Pero fué en el momento que lo introdujo en el maletero, y bajó la puerta, cuando el coche se cerró automáticamente, y Ángel se volvió hacia mí, totalmente blanco, diciendo "tio, las llaves me las he dejado en el maletero".

No atiné nada más que a troncharme de risa, para posteriormente indicarle dónde estaba mi coche, para ir a su casa a por las llaves de repuesto.

Así lo hicimos, y siendo ya, las diez y media de la mañana, no había ni un alma por la calle. Pudimos rescatar el coche, y para celebrarlo, y terminar la anécdota, no pudimos sino irnos al Vértice a tomar una buena "mariscada de gorrino", para almorzar y esas cosas.

Y esta es la historia del gong de Ángel.

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